sábado, 9 de febrero de 2013

Ni se la crean, este no es el FIN

20 de enero de 2013
El vestido Rojo perra pasión me odia; a mi cabello, seguro le llevara un buen tiempo perdonarme lo que le hice pasar ayer; mis pies están molidos y no sé cuándo pueda volver a caminar con normalidad; los tacones me aborrecen por ignorarlos toda la noche; mi garganta ya no sabe si sentirse desilusionada o halagada por dejarla tan desgarrada; mi cara sufre las consecuencias por dejar que el maquillaje fuera mi compañero de noche, y mi mamá –es un hecho- me está preparando un buen sermón para el desayuno por todo lo anterior. Así fue la noche, nuestra noche, mi noche… Mi graduación.


Brindis. Foto: Cortesía de Flor Ramos.

No sabía si escribir antes o después y estoy contenta de hacerlo ahora. Sí, ahora que estoy felizmente hecha un completo desastre por haber pasado la noche más maravillosa de mi vida y es que señores, yo no soy de la primera, ni la segunda, ni la tercera, yo soy de la generación X, de la décima generación de Periodismo, una generación en donde lo diversidad es notoria, pero la unidad, aunque un poco rara, también.
Mis amores: ¡Lo logramos! Nos esforzamos, unos más que otros, pero eso qué, ya estamos fuera. ¡Hey, hey! ¡Tranquilos chiquitos! No se la crean tanto, que en realidad aún no hemos logrado nada, somos jóvenes, guapos y talentosos como para colocarnos en un pedestal. ‘Semos’ semi-periodistas, canijillos, y andando estamos, así que nimodo a chingarle.

Justo aquí iniciaba todo. No sé quién tomo la foto, pero estaba en face: hay dispensen el crédito


No olvidemos los tres años maravillosos que compartimos en tierras ocotlenses, ese pueblito mágico que nos cobijó mientras nos veía crecer… Iba a decir madurar, pero a juzgar la noche que pasamos… Seguimos siendo muy divertidos pues –aquí me da risa-.
No olvidemos a los maestros, a los buenos y a los no tanto, a todos les aprendimos, de menos, el deseo de ser felices. Y por favor, no nos olvidemos entre nosotros –aquí lloro-… Tampoco olvidemos al edificio que no tiene letra, pero todos sabemos que es el O, –Profe Héctor, le encargo la O para que las nuevas generaciones no se pierdan- en éste reímos, lloramos, nos enamoramos, gritamos “vaaaaaaaaaaaaaaamonos” cuando los maestros no llegaban, bailamos, peleamos, nos volvimos a enamorar, dudamos, alegamos y ahí nos conocimos -aquí suspiro-.A todos les debo unas gracias enormes, aprendí con ustedes y de ustedes, incluso aprendí de los que no debía aprender nada y juro por mis cuadernos de los Jonas Brothers, que los extrañaré y mis deseos de éxito a manos llenas para ustedes son verdaderos y que siempre pensaré que somos la mejor generación de periodistas, de amigos y compañeros de vida... De personas.
A los que estuvieron y a los que no, les amo con pasión locura y desenfreno y nunca nunca me cansaré de dar gracias por haberlos puesto en mi camino de perdición y de haberme querido aun con mis imprudencias. Larga vida de éxitos y triunfo muchachillos de mi corazón.
Foto: Cortesía de Flor Ramos
ATENCIÓN: Oigan, ya ven que dicen que es probable que no nos dediquemos a esto, ojalá alguien considere convertirse en taquero, 'taría rechévere llegar por tacos gratis después de una buena fiesta… Y si la taquera soy yo, ni lo piensen, sin "ninero’s no baila el perro".
FINAL: Hay historias que aún no terminan... Esa es la nuestra.
Nota: Este vídeo fue creado por el maravilloso grupo de los "Apergo-llados" 

Ellos son los Apergo: Humberto "betillo", Brendita "La mujercita", Karly, Fersh y Cony
Foto: La tomé del facebook de Fernando Melgoza.

Mal de amores


Y el sólo pensar que estamos cerca de los 5 meses me hizo despertar.
Desperté con un dolor en el pecho. Abracé a mi sisi, me coloqué de un lado, después del otro y nada. Sólo eran las seis de la mañana.
Me rendí y sentí tremendo coraje de imaginar que la causa de mis males seguramente estaría inmerso en los sueños. Punzada al corazón y mi ojo se humedeció.
Ella es mi sisi, ella es mi fiel compañera.
Nota: Este pequeño texto, tiene más de tres meses de existir. Ni yo lo sabía, pero así es la vida cuando en tu blog existen los borradores. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

El café, la danza y él



Desde pequeño se le vía cruzar el estacionamiento empedrado con una guitarra colgando del brazo. Se dirigía a ensayar a los jóvenes que el domingo cantarían en las misas; era común que en algún día de la semana se le escuchara cantar aquellas letras religiosas.
¡Señor ten piedad! Con la “o” y la “a” prolongadas en un sonido muy agudo. La gente lo comenzaba a ubicar como el niño-señor,  aquella voz se podía escuchar a tres cuadras a la redonda del templo al que él asistía.


Siempre supo que lo suyo era el arte, la música... El baile.
Comenzó a ensayar a jovencitas que cumplirían la añorada edad de los 15, eso para ayudarse un poco y al mismo tiempo hacer lo que le gusta. Ha viajado por todo el país presentando su bonita danza folklórica.
Mario, un chico de tronco delgado y pancita graciosa, con una sonrisa enorme, tal como su pasión por el baile. Hoy se presentará en nuevo proyecto, hoy bailará canciones de Café Tacvba (Café Tacuba). ¿Cómo demonios puede hacer danza folklórica con canciones de esta legendaria banda? Pues él y todo su grupo de excelente bailarines pueden.
La cita es hoy en punto de las 19:00 horas en la escuela de Artes Plásticas del CUAAD  de la Universidad de Guadalajara, ahí se presentará el proyecto “El café y yo”.

De mí para ti
Me lo perderé, y no sabes cómo lo lamento. Desearía estar ahí, pero sé que no te hará falta mi presencia, sabes lo que haces y lo haces muy bien. Disfruto mucho la pasión con la que te entregas a las cosas que amas y esto no será más que un logro más en tu exitosa carrera. Te quiero mucho Mario y agradezco que me hayas tomado en cuenta para la presentación de tan importante proyecto en tu vida. Te deseo todo el éxito del mundo y ¡Rómpete una pierna!

Foto tomada de su página de Facebook

Foto tomada de su página de Facebook

Foto tomada de su página de Facebook

miércoles, 23 de mayo de 2012

Y Todo acaba en blanco.


Y Todo acaba en blanco.

Una botella verde a medio llenar con licor, un plato con restos de limón y unos granos de sal que se ven remojados por el jugo del cítrico; en la mesa cuadrada de madera, recargado sobre su brazo, Luis, tiene la cabeza escondida en el hueco que se forma entre su pecho y la base café.
Siente la cara húmeda, él no ha parado de llorar toda la noche, él ahogo las penas en alcohol: “como lo hacen lo machos” recuerda las palabras de su padre, aquella tarde en que su madre los abandonó. Sí, a Luis también lo dejaron, justo al pie del altar. Ella sólo atino a decir un cínico: “Perdón, no puedo hacer esto”.
Alto, delgado, ojos del color de una avellana, su tez podría ser confundida con el dorado del oro. “Güero”, solía llamarle ella, así le gritaba mientras corrían por el parque, así le decía cuando únicamente quería jugar. Güero, güero, se repite una y otra vez imaginándola a su lado, mientras que dentro de sus dos avellanas no para de llover.
De pronto, se pone de pie, con su mano izquierda limpia la parte entre la nariz y el labio y con la otra sostiene la botella de licor. Da un largo respiro. Grita. Lloriquea. Camina por un pasillo blanco, estrecho y llega a la habitación. En la mesa de noche, hay unas fotos de ellos, sonrientes, abrazados. ¡Cuánto nos amábamos! Piensa Luis. 
Basta ya, es momento de terminar con esto. Abre la puerta del armario. Duda. Detrás de todos los trajes, hay un apartado casi invisible. Lo abre, su mano tiembla al coger el arma. El portarretrato toma el lugar de la botella. Mira la foto por última vez, con sus dedos roza la sonrisa de la mujer que ahora ocasiona que una pistola este sobre su sien. Por ultima vez dice te amo. Jala el gatillo.

domingo, 1 de abril de 2012

La solución... Flexionar


Cuando las llaves caen, resbalan; se deslizan por cada uno de tus dedos: altaneras, burlescas, ávidas de absorber la energía de tu enojo...
¡Tranquilo! No desesperes, que así cargues una valija con peso desmedido, un sólo flexionar de rodillas, será la solución